Mientras inundábamos la ciudad con wookies y gatos, un par de cosas pasaron: los peces del taller murieron y alguien se casó por allí. Quedaron peceras vacías y macetas de vidrio libres listas para la “Línea Blanca” .
Llegaba a casa y me aburría, mi hijo también. Algo había que hacer. Después de jugar comenzamos a dedicarnos a esto. Hoy por hoy Hiro es nuestra caja de juguetes.
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